Oración de intercesión

Oración Lectio Divina (Opcional)
  1. Lee Lucas 5,18-26
  2. Medita las palabras.
  3. Háblale a Cristo sobre este pasaje.
  4. Descansa y escucha en la presencia de Dios.
  5. Comparte con otros.
En 1887, Francia se vio atrapada por un misterio de asesinato relacionado con la espeluznante muerte de tres mujeres en París.

Después de que la investigación dio varios giros y vueltas, la policía arrestó a Henri Pranzini, un criminal conocido con un pasado sórdido. Pranzini negó el triple asesinato y trató de proporcionar una coartada, pero las pruebas en su contra seguían aumentando gradualmente. Su juicio duró sólo cinco días y, al concluir, Pranzini fue declarado culpable y condenado a muerte por guillotina.

A pesar de la evidencia, Pranzini no mostró remordimiento ni vergüenza. Se negó a arrepentirse de su vida pasada o del crimen que cometió. La mañana de su ejecución, un capellán se presentó en su celda para ofrecerle una confesión. Con bravuconería, Pranzini pasó junto al sacerdote y subió al patíbulo para enfrentarse a su muerte. Cuando llegó, cambió de opinión; se dirigió al sacerdote, pidió un crucifijo y besó las heridas de Jesús tres veces en señal de fe y arrepentimiento.

Mientras toda Francia estaba fascinada por el destino de Pranzini, una niña de catorce años se interesó especialmente en el caso. Al enterarse de la sentencia de muerte de Pranzini, sintió un llamado específico de pedir por el hombre para que su alma no cayera en el infierno. Si bien confiaba en que Dios escucharía su oración sin importar nada, pidió una señal, aunque fuera pequeña, para mostrarle que su oración había sido respondida. Si bien nunca sabremos la historia completa, el beso del crucifijo de Pranzini parecía ser una señal de que la oración de esta niña de catorce años, más tarde conocida como Santa Teresita de Lisieux, había sido respondida.

Las oraciones de intercesión de Teresita por los demás fueron uno de los sellos distintivos de su vida. Ella oró no sólo por las almas perdidas como Pranzini y las personas de todo el mundo que no conocían a Cristo, sino que siempre rezaba por los miembros de la familia, las hermanas religiosas en su convento y las novicias confiadas a su cuidado. Ella tenía una misión específica de orar, ayunar y hacer sacrificios fervientemente por los sacerdotes misioneros, empoderando su trabajo en la evangelización para dar mucho fruto y ayudar a salvar almas. Uno de estos sacerdotes escribió al convento de Teresita pidiendo una monja para orar por su alma y su misión.

Teresita respondió: “Trabajemos juntos por la salvación de las almas. Sólo tenemos un día de esta vida para salvarlos y así dar a Nuestro Señor alguna prueba de nuestro amor.”(1)

Teresita ha continuado su misión de interceder por los demás en el cielo. Poco después de su muerte, su autobiografía, Historia de un alma, fue impresa y distribuida en Francia, luego en Europa y luego en todo el mundo. Con el tiempo, cientos de cartas llegaron al convento de Teresita, contando los milagros que ocurrieron por la intercesión de esta increíble santa. En 1927, apenas treinta años después de su muerte, el Papa Pío XI nombró a esta poderosa intercesora patrona de las misiones.

Reflexiona: Santa Teresita tenía un deseo increíble de ganar almas a través de su intercesión en la oración. ¿Tienes tu este mismo deseo de interceder por los demás? ¿Cuál es tu experiencia con la oración de intercesión? ¿Te sientes cómodo compartiendo el poder de este método de oración con otros?

UNA VISIÓN PARA LA ORACIÓN DE INTERSECIÓN

El Catecismo dice que la oración de intercesión “consiste en una petición en favor de otro” (CIC 2647). ¿Qué tipo de poder tiene esta oración? Como nos dice el Papa Francisco, “La intercesión es como una ‘levadura’ en el corazón de la Trinidad. Es una manera de penetrar en el corazón del Padre y descubrir nuevas dimensiones que puedan iluminar situaciones concretas y cambiarlas.”(2)

La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios.

San Padre Pío
Cuando practicamos la oración de intercesión, imitamos a nuestro Señor. Mientras estuvo en la Tierra, Jesús oró por los demás, y sigue siendo nuestro abogado en el cielo. Como nos dice Hebreos 7,25, “Por eso es capaz de salvar de una vez a los que por su medio se acercan a Dios. El sigue viviendo e intercediendo en favor de ellos”. Jesús no sólo intercede por nosotros, sino que también responde a nuestras oraciones de intercesión por los demás. En el capítulo 5 de Lucas, vemos lo que sucede cuando las personas presentan las necesidades de sus amigos a Jesús.

Las multitudes comienzan a seguir a Jesús porque oyen de sus curaciones. Varios hombres cargan a su amigo paralítico para que Jesús los sane, pero no pueden alcanzarlo a través de la multitud. Como no querían ser detenidos, lo bajaron a través de un agujero que habían hecho en las tejas del techo. Lo que sucede a continuación nos dice algo increíblemente importante sobre el poder de la oración de intercesión: “Viendo Jesús la fe de estos hombres, dijo al paralítico: “Amigo, tus pecados quedan perdonados”” (Lucas 5,20). Nota cómo Jesús perdona al hombre por la fe de sus amigos.

Cuando nos amamos e intercedemos unos por otros, el Padre se deleita; abre su corazón y lo mueve a responder. La fe de este grupo de amigos es lo que mueve a Jesús a la acción. Amaban tanto a su amigo que estaban dispuestos a trabajar y sacrificarse para traerlo a Jesús. ¿Estás dispuesto a hacer lo mismo por las personas en tu vida? Conoces a personas que sufren, que no conocen a Cristo o que no practican la fe católica. ¿Los traes a Jesús a través de tus oraciones por ellos? Si Jesús ve tu fe, puede obrar un milagro en sus vidas.

Reflexiona: ¿Crees que tus oraciones personales realmente puedan tener un impacto en la vida de los demás? ¿Qué, si es que hay algo, te impide estar abierto al Espíritu Santo de esta manera?

COMO EMPEZAR

La mayoría de nosotros sabemos que la oración de intercesión es importante. Desafortunadamente, a veces puede convertirse en una “buena idea” o en algo que hacemos esporádicamente, cada vez que se nos ocurre alguien. Sin embargo, es importante que sea parte de nuestras vidas todos los días. A lo largo de la historia de la Iglesia, la oración de intercesión ha jugado un papel vital en la obra de salvar almas. Como discípulos misioneros, debemos pasar tiempo todos los días hablando con Dios acerca de las personas y pasar el resto del día hablando con las personas acerca de Dios.

Para hacer esto, debemos llegar a la oración con la disposición correcta y desarrollar buenos hábitos de oración por los demás. Veamos algunas verdades clave sobre la oración e intentemos construir este hábito en nuestras vidas.

Disposición en la Oración

Mientras consideras orar por los demás, aquí hay algunas cosas que debes tener en mente mientras te preparas para orar:

  • Dios verdaderamente escucha nuestras oraciones. No subestimes lo vital y poderosas que pueden ser tus oraciones.
  • Esta es la obra de Dios. El Espíritu Santo es el principal agente de la evangelización. Cuando intercedemos por los demás, permitimos que Él haga el trabajo pesado en nuestra misión de acercar almas a Cristo.
  • Ten confianza en Dios. Nuestra confianza en Dios en la oración destierra el miedo y nos permite poner situaciones y personas en sus manos. A veces nos sentimos pequeños, débiles e indefensos, pero todas nuestras peticiones y sentimientos se las podemos entregar a Él.

    Se humilde. No venimos a Dios con nuestra lista de expectativas, que luego Él debe cumplir. Acudamos a Él con confianza, como niños que acuden a sus padres. De hecho, interceder por los demás debería llevarnos a ser menos egocéntricos, ya que salimos de nosotros mismos y consideramos las necesidades de los demás.

    Orar específicamente. Ora con valentía. ¿Qué quieres que haga Dios? No sientas que tu oración debe expresarse en un lenguaje piadoso. Comparte tu corazón honestamente con Dios. Y no creas que nada es demasiado grande para Dios. A menudo, ¡pedimos muy poco, no demasiado!

You pay God a compliment by asking great things of Him.

St. Teresa of Avila

Prácticas de la Oración de Intercesión

La oración intercesora puede tomar muchas formas diferentes. Cada vez que vayas a Misa, puedes ofrecerla por una persona o intención en particular. Podrías considerar reunir a un grupo de personas y orar en voz alta por las necesidades de los demás. Incluso podrías hacer pequeños sacrificios, como no ponerle leche a tu café o beber sólo agua, como oraciones por las necesidades de las personas. Las formas en que podemos interceder por los demás son infinitas. Aquí hay algunas ideas prácticas a considerar:

  • Escribe los nombres de las personas y ora por sus necesidades diariamente.
  • Imagina a las personas por las que quieres orar en tu mente o coloca sus imágenes en algún lugar cercano de dónde vas a orar. Al ver sus rostros puede motivarte a orar por ellos de manera más específica y regular.
  • Orar con otros en persona. Tu oración no tiene que ser a solas y en silencio. Es bueno orar por las personas cuando estás con ellas. Asegúrate de pedir permiso primero, pregúntales para qué necesitan oraciones y luego intercede en voz alta por sus necesidades. Orar de esta manera puede ser muy poderoso. En lugar de simplemente decir “Rezaré por ti”, pueden escuchar tu oración en ese mismo momento.
  • Ora en lugares específicos. Tal vez en donde tienes un estudio bíblico; tal vez en un lugar que necesita conversión; tal vez en una habitación donde estudias, trabajas o enseñas: todos estos lugares son excelentes recordatorios para interceder por los demás. Al interceder en lugares específicos, pides la bendición de Dios para todos los que viven o estarán ahí.
  • Ora en lo que planeas. Nuestro trabajo debe ser el trabajo de Dios, ante todo. Por lo tanto, cada vez que comenzamos una tarea apostólica, debemos pedir la guía y la bendición de Dios en todo lo que estamos por hacer.
  • Considera ofrecer algún tipo de ayuno o penitencia junto con tu oración por los demás. Jesús mismo nota el poder espiritual de la oración unida al ayuno (Mc 9,29), y San Pablo describe el valor de ofrecer nuestro sufrimiento por el Cuerpo de Cristo: “Ahora me alegro cuando tengo que sufrir por ustedes, pues así completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo para bien de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1, 24).
Reflexiona: ¿Qué te impide orar por los demás con más frecuencia? ¿Cómo puedes hacer de la oración de intercesión un hábito diario en tu vida?

PONLO EN ACCIÓN

¡Una forma sencilla de comenzar a orar por los demás es escribir algunos nombres y comenzar a interceder! Puedes usar tu Cuadro de Oración y Acompañamiento (pág. 159) para ayudarte a comenzar. A medida que reconoces dónde se encuentran las personas en su vida en el camino del discipulado misionero, puedes orar por ellas de manera más específica e intencional. Esta herramienta es una excelente manera de mantener en oración a aquellos a quienes acompañas.

Después de escribir algunos nombres, tómate un tiempo para orar por alguien. Siéntete libre de usar algunas de las sugerencias prácticas en el artículo. Intercede por esta persona y pide que el Señor obre poderosamente en su vida.

CONCEPTOS CLAVES

Oración de intercesión: Modelada por Jesús y los santos, orar por los demás es una parte clave de la vida cristiana (Heb 7,25; 2 Tm 1,3; CIC 2634–36).

Intercesión y discipulado misionero: Los discípulos misioneros deben pasar tiempo todos los días hablando con Dios acerca de las personas y pasar el resto del día hablando con las personas acerca de Dios.

RECURSOS ADICIONALES

CIC 2634–2636: “La Oración de Intercesión”

Notas:

(1) Patrick Ahern, Maurice and Therese: The Story of a Love (New York: Image Books, 2001).

(2) Francis, Evangelii Gaudium, accessed March 30, 2020, Vatican.va, 283.

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