- Lee Mateo 9,10-13.
- Medita las palabras.
- Háblale a Cristo sobre este pasaje.
- Descansa y escucha en la presencia de Dios.
- Comparte con otros.
Su Polonia natal había sido tomada, primero por los nazis y luego por los comunistas de influencia soviética. Mientras su pueblo luchaba por vivir bajo el régimen comunista, se promulgaron leyes para limitar el trabajo de la Iglesia, especialmente de los sacerdotes. Los jóvenes de la a menudo se encontraban perdidos en medio del caos.
Como buen pastor, el P. Wojtyła salió a su pueblo. No nada más programó charlas en una parroquia y esperó a que la gente acudiera a él; sino que él salió y se involucró en sus vidas. Planeó época excursiones al aire libre que incluían campamentos, caminatas y esquiar. Entró en la vida de los jóvenes que se unieron a él, cómo vivían sus amistades, sus esperanzas, sueños y miedos, sus dificultades en sus relaciones románticas y cómo tomaban decisiones morales. En realidad, compartió la vida con ellos. Cantaban, reían, recitaban y contaban chistes juntos.
Padre Wojtyła fue un maestro del “acompañamiento”, caminando con la gente en medio de sus alegrías y luchas diarias y siendo testigo del amor de Cristo para ellos. Dijo que Dios lo llamó “a vivir con la gente, para estar con ellos en todo, en todo menos en el pecado”.(1) Uno de sus amigos comentó sobre él: “Sentíamos que podíamos discutir cualquier cosa con él; podíamos hablar absolutamente de cualquier cosa”.(2) Otros comentaron que “había dominado el arte de escuchar”, que “siempre estaba interesado” y que “siempre tenía tiempo”.(3) Otro simplemente aseguró: “Vivió nuestros problemas”.(4)
Después de años de servir como sacerdote y de acompañar profundamente a sus amigos, el P. Wojtyła finalmente se convirtió en obispo, luego en cardenal, y luego fue elegido como Papa. Muchos de sus amigos se preguntaban si esta nueva responsabilidad destruiría su amistad. Uno de ellos lamentaba diciendo: “Lo hemos perdido”. 5 Sin embargo, poco después, recibieron una invitación para ir al Vaticano. Cada año, a pesar de su extenuante agenda como Papa, hacía tiempo para ellos en Roma. Apenas unas horas antes de morir, envió un último mensaje a estos mismos viejos amigos. Él amaba y cuidaba a estos hombres y mujeres. Estar con ellos no era parte de su trabajo, un programa en el que estaba trabajando o una tarea por completar. Él amaba genuinamente a estas personas e invirtió su vida en ellas.
Para estar con ellos en todo, en todo menos en el pecado.
EVANGELIZACIÓN ENCARNADA
Jesús también modeló este concepto a lo largo de su ministerio público. No esperó en una sinagoga a que la gente viniera a Él; Jesús salió y cultivó relaciones con las personas compartiendo comidas con ellos, conversando con ellos, orando con ellos y pasando el tiempo con ellos. Su vida giró en torno a su amistad con la gente: pescadores, líderes judíos, recaudadores de impuestos, prostitutas y pecadores. Jesús nos llama a imitar su forma de evangelizar, a salir al encuentro de los demás como Él lo hizo.
También podemos ver este principio de la evangelización encarnada en la vida de San Pablo. Durante sus viajes misioneros, mientras evangelizaba a la gente en Tesalónica, Grecia, estuvo dispuesto a dar todo de sí mismo para que la gente pudiera aceptar el Evangelio. San Pablo resume esto en 1 Tesalonicenses 2, 8: “Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no sólo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros” No sólo predicó a grandes audiencias y dio charlas. Invirtió en la vida de las personas y las invitó no sólo a escuchar su mensaje, sino también a imitar su forma de vivir — y estamos llamados a hacer lo mismo.
Reflexiona: ¿Cómo se vería el “compartirnos a nosotros mismos”, como San Pablo nos invita a hacer? ¿Cuál crees que sería el resultado si sólo tratáramos de compartir el Evangelio con la gente sin compartir la vida con ellos? ¿Por qué?
VIVIENDO LA EVANGELIZACIÓN ENCARNADA
Corazón Encarnado
Necesitamos tener este mismo corazón encarnado por los perdidos: un anhelo de ir a ellos, de encontrarlos, de compartir el amor de Cristo con ellos. Como Jesús, nuestro deseo debe ser que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tm 2, 4). ¿Nos duele el corazón por las personas que aún no conocen a Dios de una manera profunda y personal? Como Cristo, los verdaderos discípulos desean hacerse amigos de los perdidos, incluso en los momentos más difíciles.
Pero ¿cómo podemos desarrollar un corazón encarnado si aún no lo poseemos? Aquí hay dos sugerencias: Primero, recuerda lo que Dios ha hecho en tu propia vida: cómo te cambió, te sanó y te salvó. Cuando vemos una película que nos gustó mucho o comemos en un buen restaurante, a menudo lo compartimos con la gente. ¿Cuánto más entonces deberíamos compartir la mayor bendición en nuestra vida, el amor de Jesucristo? Como los primeros apóstoles, deberíamos estar diciendo, “ Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hechos 4,20).
Salir
El llamado a salir fue el último mandato de Jesús a sus apóstoles. No les dijo que esperaran en Jerusalén a que la gente viniera a ellos, se uniera a sus programas, asistieran a sus reuniones o se inscribiera en sus estudios bíblicos. Les dijo que salieran al mundo: “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28,19). Al igual que los apóstoles, no debemos esperar en nuestros hogares, la parroquia o el centro de ministerio del campus y esperar que la gente venga a nosotros y nos busque. Debemos salir a ellos. Debemos involucrarnos en sus vidas, interesarnos en sus actividades y estar donde ellos están. El Evangelio no es un Evangelio de “vengan a mí”. Es un evangelio de “ir”. Es un Evangelio que está destinado a salir.
Incluso los apóstoles enfrentaron esta tentación de permanecer cómodos en vez de salir. En la Transfiguración, Pedro quería construir tiendas de campaña y permanecer en la montaña en lugar de continuar a Jerusalén donde Jesús sufriría. Pero Jesús lo lleva de vuelta debajo de la montaña. Él sabe que Pedro y los apóstoles no pueden simplemente sentarse y permanecer cómodos. Jesús debe continuar su misión hasta la cruz y enseñar a sus discípulos a hacer lo mismo. Salir, por lo tanto, no es simplemente “el modelo FOCUS”; es el camino que todo discípulo de Jesús está llamado a salir en misión.
Acompañar a Personas Fuera de los Entornos Formales
¿Invertiremos personalmente en dar a las personas no sólo el Evangelio sino también nuestras propias vidas? ¿Compartiremos la vida con las personas que Dios ha confiado a nuestro cuidado? ¿Los amaremos lo suficiente como para pasar tiempo con ellos fuera del estudio bíblico o de las sesiones formales de discipulado? ¿O los trataremos como proyectos y simplemente programaremos reuniones?
Deberíamos estar tan dispuestos a involucrarnos en la vida de los demás que incluso nos involucramos en actividades que no son de nuestra preferencia. Si a alguien le encanta caminar, pero preferimos quedarnos en casa, iremos a caminar. Si alguien prefiere hablar y tomar un café, vamos a tomar un café. Tal vez estemos sacrificando nuestro tiempo y energía. Sea lo que sea, debemos esforzarnos por decir con San Pablo: “Me he hecho todo a todos con el fin de salvar, por todos los medios, a algunos.” (1 Corintios 9, 22).
Reflexiona: ¿Cómo necesitas crecer para tener un “corazón encarnado”? ¿Estás saliendo o estás viviendo en el jacuzzi cristiano? ¿Estás dispuesto a “hacerte de todo para todos” por Cristo y el Evangelio?
PONLO EN PRÁCTICA
Luego, tómate un minuto para escribir los nombres de las personas en tu vida. Siéntete libre de usar la Tabla de Oración y Acompañamiento en la pág. 159. Este recurso puede ayudarte a no olvidarte de las personas en tu vida y discernir cómo puedes acercarlas a Cristo. Trata de no pasar por alto a nadie, y luego tómate un poco de tiempo para interceder por aquellas personas a las que Dios podría estar pidiéndote que te acerques. Además, haz una lluvia de ideas sobre las formas en que podrías compartir la vida con estas personas. Hablen de sus ideas juntos y elaboren un plan para comenzar a vivir la evangelización encarnada.
CONCEPTOS CLAVES
Evangelio “Ir” vs. Evangelio “Vengan a mí”: Debemos salir a compartir el Evangelio. No podemos esperar a que otros vengan a nosotros. El Evangelio no es un Evangelio de “vengan a mí” es un Evangelio de “ir”.(8)
1 Tesalonicenses 2,8: “Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no sólo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros”.
RECURSOS ADICIONALES
- Witness to Hope by George Weigel, Ch. 3: “’Call Me Wujek’: To Be a Priest”
- Evangelii Gaudium, an apostolic exhortation by Pope Francis, Ch. 1: “The Church’s Missionary Transformation”
- SLS20 talk on focusequip.org: “Authentic Friendship & Incarnational Evangelization” by John Zimmer
Notas:
(1) George Weigel, Witness to Hope (New York: Harper Perennial, 2005), 104.
(2) Ibid, 105.
(3) Ibid, 102, 105.
(4) Ibid, 107.
(5) Ibid, 256.
(6) Francis, “Homily of His Holiness, Pope Francis, at the Piazza del Plebiscito, Naples (March 21, 2015),” accessed March 30, 2020, Vatican.va.
(7) Francis, “Meeting with the Bishops of Brazil, Address of Pope Francis (July 28, 2013),” accessed March 30, 2020, Vatican.va.
(8) See Francis, Evangelii Gaudium, accessed October 2, 2020, Vatican.va, 20.