- Lee 1 Corintios 2,1-5.
- Medita las palabras.
- Háblale a Cristo sobre este pasaje.
- Descansa y escucha en la presencia de Dios.
- Comparte con otros.
¿POR QUÉ COMPARTIR NUESTRO TESTIMONIO?
Un testimonio preparado y practicado es una herramienta poderosa para compartir la fe. La gente de hoy tiende a estar más abierta a historias de fe auténticas y personales que a puras enseñanzas e ideas sobre la fe. Como dijo una vez el Papa San Pablo VI: “El hombre moderno escucha con más gusto a los testigos que a los maestros, y si escucha a los maestros, es porque son testigos”.(1) Un testimonio personal sobre lo que Cristo ha hecho en tu vida, a menudo toca más corazones que el hablar de las ideas de la fe de manera abstracta.
A veces, puede que te toque dar tu testimonio en un grupo pequeño que estás dirigiendo. O puede que te toque compartirlo con una persona en el discipulado. Es bueno siempre tener tu testimonio listo por si se da una oportunidad de poder compartirlo en una conversación cuando estes compartiendo tu fe con alguien: cuando sales a tomar un café con un amigo, con alguien en el trabajo, con un familiar durante una reunión festiva.
Reflexiona: ¿Cuál ha sido tu experiencia con los testimonios? ¿Alguna vez has compartido el tuyo antes? ¿Por qué los testimonios son una herramienta poderosa para compartir a Jesús con el mundo?
TU HISTORIA EN CUATRO PARTES
- Mi vida antes de conocer a Jesucristo
- Tu encuentro con Jesucristo
- La vida en Jesucristo
- Invitar a otros a conocer a Jesucristo
Parte 1: Mi vida antes de conocer a Jesucristo
Lee Hechos 26,1-11
Dentro de esta sección, evita dar demasiados detalles sobre los pecados en tu vida pasada. Se modesto y discreto en lo que compartes. La audiencia no necesita saber todos los detalles sobre la embriaguez, el pecado sexual, etc. Es decir, simplemente algo como “los fines de semana hacía cosas que no debía haber estado haciendo”, “estaba batallando con la pureza/castidad” o algo similar suele ser suficiente para darle a la gente un sentido de tu verdadera batalla sin poner una imagen tuya en tu pecado en sus mentes.
Reflexiona: ¿Qué tipo de persona eras social, espiritual o emocionalmente antes de encontrarte con Jesucristo?
Lee Hechos 26,12-18
¿Qué pasó cuando te encontraste con Jesús? Incluso si la conversión fue gradual, el testimonio aún debe tener momentos concretos o un punto de inflexión para que la audiencia lo capte.
Evita cualquier dramatización excesiva. No siempre es fácil de expresar la obra de Dios en nuestras vidas. Piensa en cómo puedes organizar tu historia para que las personas puedan entender por lo que has pasado y quién es Dios.
Reflexiona: ¿Cuáles fueron algunos de los momentos claves en tu relación con Jesús? ¿Qué hizo Dios para revelarse a ti?
Lee Hechos 26,19-23
¿Qué cambios han ocurrido en mi vida debido a mi relación con Jesús? ¿Cómo estoy viviendo diferente? ¿Cómo me ha permitido la relación con Jesús vivir una vida más libre, plena y alegre? Enfatiza esta parte de tu testimonio porque el oyente necesita saber el significado de una relación con Jesús. Ten cuidado con el lenguaje que utilices para esta parte de la historia; no todos los que escuchen tu testimonio estarán familiarizados con el lenguaje “eclesiástico”.
Evita los extremos. Trata de no parecer un santo perfeccionado. Al mismo tiempo, no te detengas en los detalles de tus luchas y fracasos.
Reflexiona: ¿Cómo te ha permitido el tener una relación con Jesús vivir una vida más libre, plena y alegre? ¿Qué quieres que otros sepan acerca de tener una relación con Jesús?
Lee Hechos 26,27-29
Pregunta a las personas: ¿Cómo le responderías a Jesucristo, quien asombrosamente ofrece esta salvación a todos? En un ambiente informal, podrías preguntarles: “¿Te gustaría aprender más?” Incluso podrías pasar de tu historia a compartir el Evangelio directamente. Recuerda, el propósito de un testimonio es llevar a alguien a una relación más profunda con Jesucristo. Por lo tanto, permite que tu testimonio sea una oportunidad para que alguien escuche el mensaje del Evangelio a través de tu historia.
Reflexiona: ¿Con qué mensaje quieres dejar a tu oyente? ¿Qué paso quieres que dé?
El hombre moderno escucha con más gusto a los testigos que a los maestros, y si escucha a los maestros, es porque son testigos.
ELEMENTOS DE UN BUEN TESTIMONIO
Concreción: Brinda a la audiencia detalles con los que se puedan relacionar. Describe experiencias, lugares y personas con precisión y sin ambigüedades, pero no te obsesiones con los detalles. Incluye un punto de inflexión identificable y específico (cómo llegaste a conocer a Jesucristo), incluso si es sólo uno de muchos puntos de inflexión. Tu testimonio debe parecer real y accesible.
Accesibilidad: Describir experiencias de tal manera que la audiencia pueda relacionarse y entender. Elije un lenguaje libre de jerga religiosa y terminología densa que pueda separarte de la audiencia, como “pecado”, “tabernáculo” o “adoración eucarística”. Si necesitas usar palabras “eclesiásticas”, tómate un momento para explicarlas. Además, pregúntate: “¿Qué partes de mi historia serían especialmente significativas para esta persona?” Es probable que enfatices diferentes aspectos de su testimonio cuando hables con un ateo versus un cristiano tibio.
Simplicidad: Incluye un “trama” o “hilo” que sea claro y fácil de seguir, sin tangentes confusas ni detalles elaborados. Pon a Jesucristo en el centro de tu testimonio. Él es el puente. Y asegúrate de que seas breve, generalmente de 3 a 5 minutos o menos. Los testimonios que duran más de cinco minutos generalmente incluyen demasiados detalles y no tienen ese enfoque simple para que las personas los sigan. Un testimonio largo y serpenteante hace que la gente se pierda e incluso puede alejarla.
Estén siempre dispuestos para dar una respuesta a quien les pida cuenta de su esperanza.
PONLO EN PRÁCTICA
El haberte preparado y practicado el compartir tu historia de fe te ayudará a estar listo para compartirla cuando surja la oportunidad. Puede haber momentos en los que planees compartir tu testimonio, como en tu grupito o con alguien a quien estés dirigiendo. Sin embargo, a menudo surgirán situaciones no planeadas en las que naturalmente puedas compartir tu fe. Si alguien te hace una pregunta sobre la fe, muestra curiosidad acerca de Cristo, te pregunta por qué vives de la manera en que lo haces o simplemente parece que necesita aliento, esperanza o inspiración, debes estar preparado para compartir lo que Jesús ha hecho en tu vida.
CONCEPTOS CLAVES
1 Pedro 3,15: “estén siempre dispuestos para dar una respuesta a quien les pida cuenta de su esperanza”
Las cuatro partes de un testimonio eficaz, siguiendo el ejemplo de San Pablo en Hechos 26: 1) Mi vida ante de conocer Jesucristo; 2) Mi encuentro con Jesucristo; 3) La vida en Jesucristo; 4) Invitar a otros a conocer a Jesucristo
Notas:
(1) Paul VI, Evangelii Nuntiandi, accessed March 29, 2020, Vatican.va., 41.